Mi realidad es
tan pequeña y el mundo tan grande, que mi percepción de este es como mirar por un monóculo
a la inmensidad. Mi perspectiva de las cosas empieza a ser lejana,
como cuando me quito las gafas, se vuelve borrosa y me gusta.
Prefiero estar medio ciega, prefiero no
mirar de frente al sol, cerrando un poco los ojos, ensueño. Creo que iré destruyendo poco a poco la perspectiva para
dejar entrar lo desconocido, la oscuridad y las no formas. Las caras
ya no tienen sus colores y ahora puede suceder que las músicas
empiecen a sonar todas a la vez, el desorden de lo ordenado, la
pintura inadecuada. La ignorancia empieza a tener forma a través del
trazo, la manifestación de lo desconocido sin forma, sin tiempo.
Aniquilar deliberadamente lo conocido, aceptar que pase el viento, el
que devasta, Bóreas.
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